No existe mejor programa para el sábado a la noche que juntarse con amigos alrededor de una mesa no con uno, sino con cuatro currys para elegir y deleitarse. Mientras 120.000 personas se preparaban para juntarse en el planetario para respirar con Sri Sri Ravi Shankar, dos cocineros y una «panadera» se juntaban y respiraban Madras, Korma, Tikka Masala y especias varias mientras poníamos manos a la obra para armar una buena mesa India.
Las opciones de Brad incluyeron un curry Korma de vegetales (perfumado pero sin picante para que comiera Hurley quien – y me da vergüenza escribirlo-pasó por un automac antes de llegar (unfollow), y un Madras de carne picante. Para el primero cortó todas las verduras: cebolla, ajo, zanahoria, morrón, zapallo y chaucha (todo a gusto) y lo puso en una cacerola con 4 cucharadas colmadas de Korma y un pote grande de crema de leche y dos latas de tomate. Con la cocción y a medida que se disuelve el zapallo se arma una buena salsita.
Para el Madras de carne, primero marinó roast beef en una mezcla de vinagre de vino tinto, 4 cucharadas de Madras, tikka masala, comino, extracto de tomate y pimienta de cayena. Lo dejó toda una noche y a la hora de cocinarlo eligió una buena sartén profunda donde cocinó, por un lado, la carne con agua hasta cubrirl y por otro lado salteó en un poco de aceite cebolla, ajo y ají picante. Una vez que el agua evaporó de la carne, agregó las verduras salteadas, un poco más de agua y una lata de tomates.
Yo mientras me concentraba en el Naan, un pan indio que acompaña todos los currys y que puede ser neutro o con algún agregado, como ajo en este caso. Es buenísimo, fácil y genial para acompañar cualquier comida, no solo curry! A los 875 grs de harina le agregamos un sobrecito de levadura de 10 gramos, 60 grs de manteca derretida, 3 cucharadas soperas de leche, un huevo, una taza de agua, una pizca de sal y dos o tres ajos a gusto. Mezclamos y dejamos que leve 40 minutos a una hora, o hasta que doble su volúmen (NADA más lindo que ver una masa levada…¡NADA!).
Cuando levó desgasificamos, cortamos en bollitos y estiramos con los dedos a groso modo. Pintamos con aceite y cocinamos en una plancha caliente hasta que estén marcados de los dos lados. El placer que produce ver como se inflan los naan sobre la parrilla es inconmensurable.
En la cocina, los hombres cocinaban; en el living las chicas descorchaban. Girl Power.
Mientras los naan practicaban la respiración del Sri Sri y crecían al calor de la plancha, en Recoleta Omid preparaba otros dos currys. Uno -fantástico- de mar con pescado, langostinos, mango, leche de coco y pasta de curry verde del barrio chino; y otro de pollo solo para valientes con un Red Curry Paste. Para acompañar los cuatro currys eligió arroz «asiático», OK, era arroz de sushi pero acompañó bien, y un cous cous que ya nos inspiró para un próximo post marroquí. A último momento decidimos preparar también unas papas Bombay, simplemente cubos de papas al horno con cuanta especie se cruce por nuestro camino.
La mesa está servida, demos Gracias a Shiva
El vino fue rápidamente sustituido por cerveza y champagne para aplacar el fuego de nuestras bocas. La noche transcurrió entre historias de colonoscopias sin final feliz, dibujitos animados comparados (los ingleses veían cosas muy raras, sino vean wiz bit), películas tortuosas, preparativos de despedida de solteros y la dificultad de un norteamericano para decir «Cordero» y que el carnicero le entienda: «Aaaahhhh CordEEEroo».
En resúmen: Una gran noche de gran morfi y amigos.
Hasta la próxima, Namasté!!
me encanto; te diria que esto fue muy parecido a mi sabado por la noche 😉
«Great (fat) minds think alike» decía alguien por ahi…